«Pobreza energética: Claves para el ahorro y la eficiencia energética en hogares vulnerables»
A través de La Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (www.eapn.es) estamos realizando un programa de capacitación y sensibilización hacia el voluntariado a través del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. En concreto esta acción se enmarca dentro de las Jornadas de Transmisión de Valores solidarios y el fomento del voluntariado en Centros educativos: Universidad.
Uno de los objetivos y líneas de trabajo de la EAPN-Extremadura es erradicar la pobreza en su más amplio sentido. Esto incluye las situaciones de aquellas personas que se encuentran en situación de pobreza energética y que no pueden acceder a la provisión de energía o a la energía suficiente para satisfacer sus necesidades básicas.
La crisis económica que afecta a nuestro país desde finales de la década anterior, ha provocado que se incremente considerablemente el número de familias con dificultades para asumir el pago de suministros básicos como la energía doméstica.
Así, según el último estudio desarrollado por la Asociación de Ciencias Ambientales sobre la pobreza energética en España (ACA, 2016), en el año 2014 el 11% de los hogares españoles se declaraba incapaz de mantener su vivienda a una temperatura adecuada, situándose este indicador, por primer año desde el inicio de la crisis, por encima de la media de la Unión Europea. Además, el fenómeno de la pobreza energética ha crecido en estos años en paralelo a los niveles de desigualdad y los indicadores de pobreza monetaria. Así, según el último informe sobre el estado de la pobreza elaborado por la European Anti Poverty Network (EAPN, 2016), el indicador AROPE de España en 2015 era del 28,6%, más de 13 millones de personas, superando también, el valor medio registrado en los países de la UE-28 (24,4%).
El origen del problema se fundamenta en tres factores principales, aunque no sean los únicos: los ingresos de los hogares,los precios de la energía y la eficiencia energética de los edificios en los que habitamos. La dificultad o incapacidad de asumir el coste de la energía tienen como consecuencias para el hogar, entre ellas, una pérdida de su bienestar y calidad de vida que puede llegar a afectar a la salud de las personas.
Por ello es necesario aplicar soluciones, preventivas, paliativas y para solucionar de raíz el problema, entre las que se encuentra la formación de la ciudadanía para mejorar su gestión de la energía. En esta línea aspectos como la optimización de las facturas de la energía, la adopción de hábitos de ahorro, las posibles medidas de mejora de la eficiencia energética o el aprovechamiento de ayudas o de convenios existentes para asumir el pago de las facturas o evitar el corte de suministro son opciones todavía desconocidas por gran parte de los hogares y especialmente por los más vulnerables.